Hace tiempo que nuestro país viene cargando la imagen de monoexportador de elementos que se consideran parte del sector primario de la economía. No obstante, desde un tiempo a esta parte Chile tiene la posibilidad de entrar a un nuevo mercado, la exportación de medio ambiente limpio. ¿Cómo es posible qué alguien compre la reducción de gases contaminantes? A continuación una reseña.
A raíz del aumento de la emisión de gases de efecto invernadero generados por el consumo de combustibles fósiles (como el petróleo) se ha producido, entre otros factores, el aumento de la temperatura de nuestro planeta en 0,5 °C en el siglo XX, por los que los países integrantes de la ONU firmaron la Convención por el Cambio Climático en 1992. Este fue el principal antecedente jurídico del Protocolo de Kioto, documento por medio del cual los países más industrializados acordaron reducir sus emisiones de gases invernadero por debajo de un 5% de lo que emitían a principios de la década de los noventa.
Esto se logra a través de instrumentos flexibles que les permiten reducir sus emisiones fuera de sus territorios por medio de los ya famosos Bonos de Carbono que son reducciones certificadas de emisiones de gases efecto invernadero, correspondientes a una tonelada métrica de dióxido de carbono equivalente. Es decir, son créditos que se transan en un sistema de comercio a través del cual los gobiernos, empresas o individuos pueden vender o adquirir reducciones de gases efecto invernadero, a este mercado se le denomina Mercado de Carbono.
De este modo para cumplir con sus metas de reducción de emisiones, los países desarrollados pueden financiar proyectos de captura o abatimiento de estos gases en otras naciones -principalmente en vías de desarrollo-, acreditando tales disminuciones como si hubiesen sido hechas en territorio propio, abaratando significativamente los costos de cumplimiento.
Ello significa que una empresa chilena que disminuye sus emisiones de CO2, de manera voluntaria, puede vender esta reducción a empresas de países desarrollados que estén obligadas a bajar sus emisiones de GEI generando beneficios tanto económicos como ambientales.
La adquisición de bonos de carbono significa una inversión extranjera en el país. En ese sentido las condiciones de mayor confianza y seguridad que Chile puede ofrecer al inversionista constituyen una ventaja comparativa en la región, que puede ser capitalizada en términos de mejor precio por tonelada de carbono. A lo anterior se suma que el mercado de capitales y financiero tiene una gran madurez, sumado al hecho de las mayores ventajas comparativas en razón de su condición eminentemente forestal lo hace sumidero neto ( la absorción de CO2 por la vegetación es superior a las emisiones generadas por la actividad humana). Por otro lado Chile tiene actualmente el riesgo país más bajo de América Latina, aún por debajo de México o Brasil; y es una de las economías más abiertas del mundo, como lo demuestran los tratados comerciales vigentes, con la Unión Europea, Estados Unidos y Canadá, entre otros.
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2 comentarios:
Para allá vamos! (mientras antes, mejorrrr..!)
Y ya que el interés económico actual es el que merma el bosque (y otros), quien decide entrar a vender bonos en este mercado tendría un giro de 180° en los incentivos: Con la misma excusa con la q antes talaba el bosque, ahora lo protegería... el vil dinero.
:-P
Al fin!
Todo este tiempo me tomó llegar a tu blog. De aquí somos de ahora en adelante.
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